Mi estancia en Torquay, del 1 al 16 de agosto, fue maravillosa en todos los sentidos: sitios que visitamos, amigos… la experiencia en general.
Llegamos un sábado por la noche, así que ese día fue únicamente cenar con la familia y descansar. Al día siguiente, nuestros monitores Sergio y Marta, que siempre nos acompañaban a todos los lados y se portaban genial con nosotros, nos enseñaron la ciudad, para ubicarnos un poco y saber dónde ir en los 15 días que nos quedaban.
El lunes ya fuimos a clase, (el colegio al que fui yo era enorme, y tenía un campo de césped gigante) nos hicieron una prueba, y nos separaron por niveles de unas 15 personas, no solo estábamos españoles, también había alemanes. Las clases eran de cuatro horas, pero nos las dividían en dos, con un pequeño descanso entre medias. Cada clase nos la daba un profesor distinto, con los que hacíamos cosas diferentes y divertidas, las clases se hacían amenas. En ellas practicábamos sobretodo la escritura y hablar, aunque algún día también hicimos gramática.
Cuando salíamos de clase, allí mismo comíamos lo que nuestra familia nos preparaba, comíamos muy pronto, pero te acostumbrabas rápido. Luego, por la tarde, siempre teníamos alguna actividad preparada, un par de día nos quedamos en el colegio jugando a diferentes deportes con los alemanes, íbamos a la playa, a un parque acuático, jugamos al minigolf, tenis… cuando las actividades terminaban nos volvíamos a casa, cenábamos con la familia y volvíamos a juntarnos para hacer más actividades, coincidió que estaba la feria, así que nos pasábamos allí muchas noches, luego íbamos un rato a la playa, y para terminar el día, nos tomábamos unas creps con nutella debajo de una noria. Un par de días en semana íbamos a la discoteca, estaba chula la verdad, otro hicimos barbacoa, fuimos a cenar a una pizzería italiana, jugamos a las pistolas láser… los fin de semanas y algún que otro día después de clase, nos llevaban a ver otras ciudades cercanas a Torquay, y a algunas de ellas en barco, una pasada la verdad. Siempre hacíamos algo, y simplemente por la compañía ya hacía que fueran geniales. A todos los sitios que íbamos por la ciudad, íbamos con un abono que montabas las veces que quisieras durante los días que estabas allí.
Para mi esta experiencia, ha sido única e inolvidable, me lo pasaba tan bien… En la familia que yo iba, éramos mis amigos Álvaro y Paula con los que llevo prácticamente toda la vida y juntos en la casa nos lo pasábamos genial, y eran los padres con un hijo pequeño, pero otros compañeros iban solos, o dos. La verdad que con la familia no pasas mucho tiempo, pero lo que estuvimos con ellos fue muy agradable, eran muy majos y la verdad que la comida que nos hacían estaba muy rica. Lo bueno de cuando estabas con la familia es que siempre hablabas inglés, y les escuchabas, para mí era cuando más se aprendía, pero en el colegio, oír a los profesores nativos también aprendías. Es decir, en mi caso lo que más aprendí fue en el entender y en la pronunciación. Este año no he podido ir, pero sin duda repetiría mil veces, Torquay es muy bonito y la compañía más.
Ana Pérez Galvi